Sobre la fundación de Tequixtepec


Cuenta la historia que la gente del Señorío prehispánico de Tequixtepec fue concentrada en una encomienda, más al sur, denominada San Pedro Mártir, a la orilla de un río. Pero, luego de lluvias torrenciales que les hicieron recordar el diluvio, la gente huyó del lugar y regresó a sus montañas, con la intención de refundar su pueblo sobre el cerro llamado Tequixtepec, el mismo lugar donde había estado su Centro Ceremonial y de Gobierno, cuando llegaron los españoles y los conquistaron. 

Precisamente en medio de una gran plaza ceremonial, hicieron los trazos de su primer templo cristiano, construyeron los cimientos y elevaron los muros hasta una altura de dos metros. Pero la dificultad para subir hasta la punta de un cerro el agua, los materiales de construcción, la comida y todo lo que necesitaban, provocó la división de la gente. 

Unos dijeron que no convenía seguir ahí la construcción del templo y menos de todo el pueblo, por la dificultad para subir todo lo que necesitaban. Otra parte de la gente, opinó que ése era el lugar más conveniente, porque ahí había estado su Centro Ceremonial. Terminaron por dividirse. La mitad del pueblo se fue hacia el norte, hacia el estado de Puebla, llevándose la imagen de la Inmaculada Concepción de María. El resto de la gente se quedó con la imagen de San Pedro y buscó un lugar cercano, guiándose por sus sueños. 

Se fueron hacia el oriente y ahí encontraron un lugar plano con bastante agua. Pero por la noche soñaron con guerras, esqueletos y tumbas. Se dijeron: Este lugar no es bueno, es muy pesado. Y al cerro cercano le pusieron por nombre Cerro de la Calavera, nombre que lleva hasta el día de hoy. Al día siguiente buscaron otro lugar. Llegaron a una cañada llena de sabinos, con mucha agua dulce y con terrenos para cultivo. Ahí pernoctaron, pero sus sueños fueron de nuevo espantosos, llenos de diablos, pestes y enfermedades. Además, durante la noche, escucharon el canto de los tecolotes, considerados aves de mal agüero. Concluyeron que también ese lugar era muy pesado y le llamaron Cañada del Tecolote. 

Siguieron peregrinando y llegaron al lugar actual, poblado entonces por grandes árboles. Durmieron al pie de un tempexquixtle o chinao, que, según la tradición, es el que está en la esquina de la cancha de básquetbol, frente a la iglesia. Ahí soñaron fiestas, mucha música, risas, cantos y bailes. Al día siguiente, muy contentos, se contaron sus sueños y decidieron fundar allí San Pedro y San Pablo Tequixtepec. El 29 de junio del 1600, el Virrey de la Nueva España, Don Gaspar Zúñiga y Acevedo, hace el reconocimiento oficial de los territorios ocupados por el pueblo, quedándose como su nombre oficial San Pedro y San Pablo Tequixtepec. La fiesta de estos dos santos es precisamente el 29 de junio.
Después de largo viaje por fin sueñan bonito.

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